No irá muy encaminado el lector que haga una transcripción literal del título del presente post. Y sin embargo, razón no le habrá de faltar al hacer el resumen de lo acontecido en nuestra última visita a tierras vallisoletanas. Pues si bien es cierto que en esta ocasión rodamos a orillas del río, y que nuestros pasos nos llevaron junto a las bodegas que dan nombre al conocido caldo, aquellos pinchos no son los que se estilan en los bares.
Efectivamente. La ruta que nos tenían preparada los amigos de Traspinedo recorrió parte del Canal del Duero. Senda ésta que une Tudela de Duero con Peñafiel, y de la cual dimos cumplida cuenta en el tramo hasta S. Bernardo de Quirós. Por el camino, algunas de las más afamadas bodegas de la región quedaron como testigos de nuestro paso.
Como siempre, la Dulce Rocío fue la primera en desearnos suerte. Asi, tras el cafelito de rigor pusimos rumbo al Duero. No obstante, el ímpetu de la salida pronto se vió refrenado por el pinchazo del día (no hay marcha que se precie sin incidencia que contar...)
Superado el susto con cierta ayuda local (y no me refiero a Manuel), reanudamos la marcha hacia Quintanilla de Onésimo. No hubía partida de dominó, así que decidimos afrontar la parte más divertida del recorrido.
La amplia pista que llevabamos hasta entonces dejó sitio a una senda repleta de zigzageantes curvas y vertiginosos toboganes entre los árboles que hicieron las delicias de chicos y mayores.
Entre medias acompañaban el evento algún que otro divertido puente de madera, y no pocos 'banzos' que obligaron a desmontar a más de uno.
A buen ritmo pasamos el molino de Valbuena y alcanzamos nuestro objetivo donde tiene lugar el avituallamiento. Algo ligero que hay que dejar sitio para el plato fuerte del día.... La imagen de los pinchos de lechazo sobre las brasas de sarmiento nos da alas, y en vuelo rasante retornamos con una pequeña variante que nos muestra de donde salen los piñones para la tarta...
Al final salieron 55 kms de pura diversión y buen rollo. Un paso por el tren de lavado en el polideportivo, y listos para arrimarnos a la mesa. Allí aún tendríamos una sorpresa más. Mª Angeles y Vero nos esperaban para compartir mantel. Se puede pedir más?? Pocas veces que se va de 'pinchos' se lo pasa uno mejor...