Desde aquí se ve el mundo entero..! |
Dice ‘Super-Carlos’, y me consta
que de esto sabe un rato, que el pico El Nevero es junto con La Bola y el Tres
Provincias una de las tres cumbres más
altas (2.200 mts) de nuestra sierra a las que se puede acceder en bici. Sea
como fuere, lo que parece claro es que sin duda ofrece una de las mejores
panorámicas que puede lograrse a golpe de pedal. A nuestros pies se abre todo
el valle del Lozoya, mientras allá al fondo Peñalara nos mira de reojo y las
antenas de La Bola cierran el marco.
Siendo tan grande el mundo como
lo es, resulta increíble ir a coincidir con alguien cuando te sales de los
llamémosles ‘circuitos comerciales’… Más aún cuando quien te encuentras es
amigo. Así pues, estábamos encaramados a lo alto del maltrecho vértice
geodésico y aún perplejos por tanta belleza a vista de pájaro (la de la
naturaleza quiero decir…), cuando apareció
Carlos recortando silueta, con quien pudimos compartir viandas y
vivencias… antes de que desapareciese rumbo al Malangosto.
Fue él también quien nos dijo que
a menudo suele resistir, incluso hasta estas fechas, un llamativo nevero de la
temporada invernal (digo yo que de ahí el nombre de este pico…). Y aunque no
pudimos disfrutar de este fenómeno debido a la pertinaz insistencia de un
mercurio a punto de estallar, nada echamos en falta pues disfrutamos de lo
lindo durante toda la ruta.
Habíamos empezado buscando el
frescor de las piscinas naturales en el Área recreativa de El Chorro en
Navafría. Al paso por las cuales sorprendentemente pudimos ver un “aforo
completo” cuando ni había agua, ni coches, ni ná… En fin, mejor…
Poco a poco vamos ganando altura
por la pista que deja a un lado los refugios del Peñón y La Fragua
internándonos en un pinar frondoso y repleto de bellos rincones.
Garrote!!!! |
Más arriba, preferimos dar un
rodeo cual si estuviéramos haciendo series en altura (el camino es lo más
parecido a esas carreteras bolivianas donde se juegan la vida los camioneros de
la tele haciendo transportes imposibles), pues ello nos permite acceder al
último tramo para asaltar el pico, ya por encima de los 2.000 mts, sin tener
que empujar la bici.
En la bajada al puerto nos
alegramos de la decisión.
Y qué puede haber después de 20
kms de subida? Evidentemente, 20 kms de bajada..! Un no parar por la pista que
conduce al antiguo campamento infantil de Majarguenillas, y luego a la
piscifactoría abandonada. Vuelta a la carretera del puerto y de cabeza al
pueblo que hay que reponer… Duke sólo me acepta el desafío líquido, así que
dejamos el sólido para la próxima vez que vengamos.
Ya no habrá más remedio que unir
indisolublemente La Horizontal a un espectacular cochifrito. Pero eso, amigos
míos, será otra historia…!