Si
el bueno de Paul Norris levantase la cabeza lo fliparía al ver a ‘su’ Aquaman saltando de charco en charco
cual ficha de la oca. Claro que el pobre no conocía a Duke… ja,ja… A buen
seguro que semejante capacidad anfibia le habría convertido en singular
protagonista de los DC Comics. En sus mejores sueños se imaginaba el de la bici
un paisaje como el que nos recibió el pasado lunes en Traspinedo.
Cual
Liga de la Justicia acudíamos prestos a nuestra cita anual con unas tierras más
brumas que de costumbre abriéndonos paso entre cortinas de lluvia. Encomendados
como estábamos a los designios del Meteosat, apostamos todo al rojo y ganamos!
Las nubes dejaron paso a un sol resplandeciente que nos permitió disfrutar de
un día de Mountain Bike de los que no se olvidan.
Manu
hacía su rentrée con más trabajo del esperado, pues le tocó montar tres rutas en
menos de dos días. Suerte que es un chico con recursos… Empezamos jugando a las bicis por una
selección de senderitos de esos de sube y baja con doble tirabuzón alrededor
del pueblo. Estupendo abrir de boca en el que no faltaron ese par de ‘banzos’,
ya famosos, que hacen desaparecer a los bikers. Ja,ja…
Las dificultades añadidas por la lluvia
pertinaz impusieron su ley. Un primer aviso en las carnes de Pablo, que ejecutó
un fastuoso croquetón por una bajada tan resbaladiza que parecía untada de
mantequilla, fue suficiente para tornar nuestros pasos hacia el plácido Canal
del Duero.
Rodando entre dos aguas daba la
sensación de pararse el tiempo, todo tranquilidad hasta que pasado Sardón
iniciamos el ascenso más abultado de la jornada. La subida fue haciendo su
criba, y a medida que la selección natural nos permitía hacer cumbre echamos en
falta a Rober y Montero. Esta vez la culpa la tuvo un pinchazo que pudimos
reparar sin mayores complicaciones. No sería, sin embargo, el único pues a
Manuel también le tocaría más adelante darle fuerte a la bomba…
Reconozco
que después de aquello me encontraba más perdido que la pareja de corzos que
pasaron a saludar. Manos a la obra casi pudimos desbrozar un camino; o sortear
cienes y cienes de ‘tiburones’ de piedra que pusieron las dobles en valor.
Tuvimos tiempo para luchar lo justo contra un viento que nos había respetado
durante toda la ruta, e incluso meternos a alfareros haciendo adobes en un
tramo de 500 mts poco antes de volver a Santibáñez.
La organización (como siempre de 10),
que lo tenía todo previsto, procuró baño y confort para nosotros y nuestras
monturas antes de dar cuenta de los suculentos pinchos que dan nombre a la
ruta. Chapeau!!
Estuvo de cine... Y no sólo por las
escenas vividas, sino especialmente por todos y cada uno de los protagonistas. Aunque
ya contábamos con un Hulk o un Spiderman entre nuestras filas; y a
pesar de que en realidad no tengamos superpoderes, la verdad es que juntos nos lo pasamos mejor que en los tebeos…!
Triky