Resulta
difícil entender qué mueve a una persona a mirar cara a cara al mismo infierno…
Más aún cuesta comprender por qué demonios lo hacen 10.000 cada año.
Buscando
dar respuesta a semejante dilema (y ya van tres veces las que reniego de
volver), acudimos a vivir en primera persona el recorrido mítico por excelencia
del MTB español: ‘LOS 10.000 DEL SOPLAO’.
Hay
que decir que cuando uno decide venir al Soplao el recorrido no empieza en
Cabezón de la Sal. Todo comienza en el mismo instante en que se toma la decisión,
pues va acompañada de horas y horas sobre la bici. Cada pedal que das; cada
nueva subida; cada kilómetro sumado lo es en una sola dirección… y sin embargo,
nunca es suficiente.
Al
fin, un día, llega el momento de enfrentar el destino: 165 kms y casi 5.000 mts
de desnivel acumulado son los números. Aunque lo que aquí importa de veras es
todo lo que los envuelve, les da forma y color (sin duda verde intenso), y nos
atrapa dentro de sus montañas infinitas…
La
salida desde Cabezón augura lo que enseguida nos espera. Apenas unos kilómetros
antes de que la subida a los invernales de San Ciprián vaya colocando a cada
uno en su sitio. Primeras rampas que no parecen tan duras con el transcurso de
lo vivido. Un buen firme, y las fuerzas intactas nos franquean el paso por la
primera tachuela del día.
Enseguida
nos damos cuenta del país que recorremos. Inmensos prados donde reinan
fabulosos astados, campos recién segados, y cantabronas de lomos plateados…. No
hay duda, esto es el paraíso.
Y sin
embargo, pronto volvemos allá donde cuerpo y mente viajan por separado. La
temida subida de La Cocina se alza ante nosotros. A pesar de que encontramos la
comodidad del hormigón en el primer tramo (otrora responsable de la frustración
de miles de bikers que se quedaban trabados entre piedras), más arriba las
cosas no han cambiado y llegamos a La Florida ‘cocidos a fuego lento….’ Ya
tenemos cerca las cuevas del Soplao, punto de parada obligada.
Recuperadas
las fuerzas tras el merecido avituallamiento, nos despedimos de los mineros que
flanquean la entrada a las cuevas y emprendemos rumbo al pueblo de Celis. Una
bajada interesante con el remate de un rallado que te salta los empastes, y sin
darnos cuenta hacia Puentenansa. Esto va que arde!!
El
tramo de carretera se hace ‘pesao’, ‘pesao’…. Pero finalmente alcanzamos el
bonito pueblo de Carmona, antesala de una de las bestias negras del día, Monte
Aa. Hulk recuerda su anterior paso por la villa, aquella vez sin bici, y seguimos
camino en busca de las duras rampas (20%-25%) que nos esperan. Las espléndidas
vistas del Valle de Cabuérniga nos abren paso a una vertiginosa bajada que
culmina en Ruente.
Casi
hemos culminado con éxito la primera jornada en tierras cántabras. El hada que
habita La Fuentona nos da su bendición y nos ofrece sus gélidas aguas para
poner a tono unas piernas a las que aún les queda mucho por hacer.
El FEVE de Cabrojo, a modo de gallo, nos saca
del catre el domingo. La etapa de hoy promete. Por delante: El Moral, Cruz de
Fuentes, Ozcava y por supuesto El Negredo.
Nada
más subirnos a la bici nos tememos lo peor… La cosa no fluye… Al paso por
Ucieda parece que cuádriceps y gemelos fueran de cartón. Una pareja de
senderistas cuchichea a nuestro paso: “mira, éstos van a hacer lo del Soplao…”
Les faltó añadir: “pobres…” ja,ja…
Sin
embargo, las primeras rampas del Moral hacen que la sangre vuelva a correr… 12
kms a una media del 10%, con puntos superiores al 15%. Esto ya sí que es un
puerto en toda regla. A medida que ascendemos un nuevo horizonte aparece ante
nuestros ojos. Rodeados por doquier de inmensas laderas cubiertas de un
perfecto tapiz vegetal que nos hacen comprender la razón de esa ‘Cantabria
Infinita’ que nos acoge.
Precioso
el descenso hacia Bárcena Mayor… Mientras nos sumergimos en un nuevo hayedo, la
garganta se va cerrando hasta desembocar en la carretera. Los cántabros dicen
que éste es uno de los pueblos más bonitos de su tierra. Algo de lo que damos
fe. Aún tienen grabado a fuego el paso del hombre verde que me acompaña y los
estragos que causó en el tráfico rodado…. No diré más…!
La
salida de Bárcena es de cuento… La frondosidad del bosque y el río nos
proporcionan una protección que más arriba echaremos de menos. He de decir que
la Cruz de Fuentes es, al menos para mí, el puerto más duro de cuantos componen
el Soplao. Es, sobre todo, largo. Pero largo, largo… 16 kms con un desnivel de
1300 mts ponen a prueba la resistencia de cualquiera. Cuando se dice que el
Soplao es además una prueba psicológica sin duda se piensa en este puertaco.
Pero
claro, nosotros no teníamos suficiente con ese monstruo… Teníamos que añadirle
un poco de chispa… Así que en la llegada a la cima nos quedamos sin agua.
Cuestión que no resulta baladí habida cuenta de que debíamos encadenar la nada
despreciable subida al Alto de Ozcava sin pasar por rastro de civilización
alguna. Antes de llegar a Venta Vieja ya le metimos un tiento a un abrevadero
de cuyo nombre no quiero acordarme... Luego el pueblo nos enseñaría más fuentes
de las que seríamos capaces de beber.
Como
rayos bajamos a Los Tojos mientras un pensamiento se va apoderando de nuestra
mente como un nubarrón de tormenta. El Negredo está a la vuelta de la esquina…
O eso creíamos nosotros!!
El
perfil de etapa muestra una pequeña tachuela al paso por Correpoco. Poco
podíamos imaginar lo que nos iban a entretener apenas 3 kms de un camino
atiborrado de piedras y maleza (no quiero ni pensar cómo será este tramo con
barro…). Por fin bajamos al puente de Renedo, menuda liberación… El río Saja
apenas trae agua, pero enfrente encontramos un turbador spa que, cual isla
repleta de sirenas, nos llama a sus dominios. Bien habríamos hecho dejándonos
embaucar…
Un
giro a la derecha, un paso canadiense y nos damos de morros con El Negredo.
Pronto entendemos por qué se habla de este coloso en todos los foros… Nos
saluda con una rampita del 25% para ir abriendo boca. Afortunadamente hay
tramos de descanso (10%-12%) en los que recuperamos aliento para enfrentar la
siguiente pared. Hacia la mitad alcanzamos el punto álgido con un muro de casi
un 30%. Sencillamente es bestial!!
Y aún
guarda un as en la manga. El camino se pone graciosete. Dejamos atrás la pista
para enfrentarnos a rampas repletas de piedras y torrenteras. Lo reconozco, El
Negredo me ha sorprendido…Todavía no consigo ver la cumbre y me consta que la
bajada guarda sorpresas en forma de traicioneros repechos. Es el momento de
usar la bala que llevo en la recámara. Sin pensarlo dos veces echo mano de la
botellita que atesoro en el fondo de la mochila. 5 horas de GARROTEEEEE!!!
El 3er
Pedal doblega a la bestia!!
Triunfante
bajo de nuevo hacia Ruente desde donde el camino a meta es ya pura anécdota.
Hoy no
vimos a la mujer que reparte gominolas en Monte Aa, ni al paisano del ‘Campanu’
que anima del primero al último en el Moral. Hoy íbamos solos a cumplir un reto
aunque todos estaban con nosotros. El espíritu del Soplao no está sólo en esas
10.000 almas que cada año acuden a estos lares y que cada año reniegan de haber
vuelto, también está en lo que cada uno encontramos en los rincones que esa
Cantabria infinita nos propone, en el reto de superación personal y en cómo lo
vencemos, en los momentos vividos y compartidos… En definitiva, en todo aquello
que guardaremos por siempre en nuestros corazones, y que quién sabe si nos hará
volver de nuevo…
Nunca
se vivió semejante infierno en tan maravilloso paraíso.
Vaya ruta! Que pasada!
ResponderEliminarEsto hay que hacerlo aunque sea una vez en la vida.
Animarse!!!!! Merece muchísimo la pena.
máquinaaaas!!!
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