Este
finde los Titanes pusimos rumbo a ‘los States segovianos’. El capo de Las Vegas
nos había invitado a conocer sus rincones. Y con la promesa de una buena
pitanza después del esfuerzo, quién es capaz de resistirse..?
Debo decir que a pesar de que ésta no
es la primera vez que rodamos por la zona, sí ha sido la que ha servido para
hacernos una idea más clara de lo mucho que ofrece. Y por supuesto, nos ha
encantado!!!!
El
primero de ellos: la subida por el quejigal hasta Otero de Herreros. Una
pasada! Un caminillo secreto de esos que todos los bikers guardamos con celo en
el bolsillo del maillot para cuando queremos recrear los sentidos…
Pasado el pueblo, medio millón de
firmas abigarradas pidiendo a gritos más pared para el frontón nos encarrilan
hacia el próximo hito del periplo pseudo-yankee: Los Ángeles (de San Rafael).
Y claro, tanto bajar no podía tener
otra consecuencia… Otra vez pa’rriba… Es lo que comúnmente se conoce como ruta
tipo ‘dientes de sierra’.
Todos hemos perdido la cuenta de los
cuestones que llevamos en las piernas, pero Manu sigue subiendo a ralentí como
si tal cosa… Alguno llegó a preguntarse si era de este mundo pues ni siquiera
se le oía respirar… (Ahí lo dejo caer… ja,ja).
Entre prados y porteras, y tras
reiteradas demostraciones de nuestro guía de no haber prestado atención a las clases
direccionales que daba Coco en Barrio Sésamo, llegamos a la Ermita de S.
Antonio donde decidimos dar un poco más de vuelta. Las rutas planificadas
improvisadamente es lo que tienen… ja,ja,ja.
Entre medias, Luisito protagonizó el
único percance técnico del día. Reparado el pinchazo, que a la postre se
convertiría en excusa para evitar “la traca final”, decidimos poner rumbo a
Vegas donde nos espera un suculento menú.
Amén del magnífico trato dispensado por
los amigos de ‘La Dehesa’, y de la inexplorada cuestaza del Cerrón que quedó en
pendientes, finalmente decimos adiós a Las Vegas. Aunque con un firme propósito
en nuestras mentes: Ya descontamos el tiempo que queda para volver.