Lo primero que vino a mi mente cuando
Luis me dijo que este año nos llevaría a conocer el ‘Far West’ navero fue la
típica imagen de indios y vaqueros (versión All Mountain… ja,ja,ja). Los que
crecimos al albur de la sesión de tarde del cine de los Misioneros guardamos en
un rincón delicioso una infancia curtida a base de flechazos, estampidas,
duelos a muerte, y como no, el séptimo de caballería que todo lo arreglaba.
Todo aderezado en un patio de butacas donde sucedían más cosas que dentro de la
pantalla… Qué tiempos…! Ahora que lo pienso, vimos toda aquella violencia no
sólo sin supervisión adulta sino con su declarada connivencia, y aquí estamos.
Perfectamente normales, sin traumas, ni gaitas… no digo más.
A pesar de la jugada de mi imaginación
infantil, la realidad se impuso sobremanera, como no podía ser de otra forma.
En la peli que protagonizamos en Las Navas los únicos que hicimos el indio
fuimos los que íbamos sobre dos ruedas. Y tan felices..!
Hay que reconocer que lo de hacer el
indio se nos da de perlas cuando el terreno es propicio. Y, como ya tenemos
sabido de anteriores ocasiones, por aquí lo bueno abunda. Esta vez, además del
rápido pase turístico por el castillo (que Gaby no conocía), empezamos
‘subiendo una bajada’, cosas más raras se han visto… (seguro que habéis vivido
esa experiencia alguna vez)
hasta alcanzar los molinos. O eran
gigantes..? ja,ja… Las magníficas vistas son un preludio del vertiginoso
descenso en dirección a Navalperal. Lo dejamos a un lado para encaminarnos a la
Ciudad Ducal donde nuestro anfitrión nos tiene preparada una nueva sorpresa: el
mirador de Eiffel. Sí, sí, el mismísimo que vistió y calzó la torre parisina.
Uno de esos lugares ‘cuquis’ de obligada visita. Encaramados por sus escaleras
siamesas contemplamos desde lo alto una de las mejores panorámicas de la zona.
Antes de ponernos melosones, decidimos
circunvalar el embalse y ponemos rumbo a la ‘Casa Grande’, o al menos eso parecía...
Tengo la extraña sensación de reconocer los caminos. Qué demonios!! Aquí son
todos iguales…!!! En realidad no andaba tan desencaminado y dejamos las ruinas
a nuestra derecha para seguir bajando hacia el arroyo del valle. Entre pitos y
flautas (véase mirar el senderito o echar un ojo al GPS) mantuve una breve
discusión con la flora autóctona, con
saldo negativo para quien suscribe en forma de zarpazo de grizzly en el
piernamen…Gajes del oficio…!
Algo
más abajo, en lo más profundo de un valle abrasado por el sol, veríamos obrarse
el milagro en forma de surgencia de aguas cristalinas donde apaciguar los
calores por el conocido rito de la inmersión pedestre. Falta nos iba a hacer,
pues nos esperaban por delante siete kilometrazos de subida non stop para
regresar a la civilización. Ahí es ná!
Pasando por alto el detalle de que ésta
es de las pocas marchas en que se empieza subiendo para terminar también hacia
arriba (que le pregunten a Fausto…), hay que reiterar lo bien que nos lo
pasamos por estos lares. Tanto, que estamos deseando conocer el resto de puntos
cardinales.
Triky
Ruta muy chula y disfruto a, pero dura como ella sola... Sendas y caminos rotos para arriba y para abajo. Otra de las de recordar. Menos mal que no estuvo duke, si no no salimos de la fábrica de helados 😂😂
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