Foto grupo

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viernes, 28 de diciembre de 2018

LOS CHICOS DEL CORO






            Este año sí que sí. Por fin lo logramos… Aunque resulte difícil de creer, hemos sido capaces de cantar el villancico al unísono. Bueno, más o menos…. Ja,ja,ja…
            No es que haya que ponerse tiquismiquis, pero incluso el bueno de Clement  Mathieu nos hubiera dado el aprobado. Al fin y al cabo lo nuestro son los pedales, y ahí sí que dimos el do de pecho…

            
       Todo a pesar de ciertas dificultades que provocaron un leve retraso en lo alto del Cerro del Puerco. Apenas empezamos lo divertido tras las huertas, cuando pudimos comprobar lo importante que es no perder la rueda del de delante. Al menos si queremos ir todos por el mismo sitio…
            
En el camino de subida a los Tobarejos todo parecía bajo control, amén de un par de submarinistas empeñados en explorar las profundidades del Arroyo del Rastrillo. Más arriba sería el gran Luisito quien volvería a rendir tributo a su particular triangulo de las bermudas junto a la fuente de la Plata. Aun así, le vamos ganando la partida al terreno, y al final de la Peña de las tres Varas el famélico Arroyo de la Chorranca apenas cobra un peaje que otrora nos hubiera obligado a llamar a la UME.

            Después del espectáculo ofrecido en la cima por los chavales de la prestigiosa escolanía de Perogordo (no se me ocurre escenario más propicio para ello), más de uno se acordaría de los polvorones en la ascensión al Pino Bonito… Breve visita a uno de los más ancianos del bosque y unas cuantas risas a costa de la anatomía de las avispas, y nos lanzamos por el tobogán que conduce de nuevo a la pista. Qué poco dura lo bueno, coño…!!

            Menos mal que el paso por el inevitable asfalto sirvió a un propósito mucho más noble: Colocarnos al borde de las Carboneras DH. Un lujo para los sentidos… Al menos hasta que ya abajo nos damos de bruces con los zarpazos que la maquinaria pesada provoca en el monte. Y luego resulta que los malos que rompen los caminos somos los de las bicis… Cuántas gilipolleces hay que oír al son de ciertas argucias legales por muy escritas que estén en un boletín oficial… No digo más que se me calienta la boca y estamos en Navidad, con todos los deseos de paz y amor en el mundo, y todo eso…
           
              Dejamos atrás los Praderones y nos adentramos en la Pinochera donde encontramos la última dificultad técnica pegada a la cacera. Bueno, Javi encontró una a mayores junto al puente de las Pasaderas donde ejecutó un medio tirabuzón carpado al paso de una raíz pelín rebelde en connivencia con su freno delantero… Sin consecuencias afortunadamente.



En fin, un año más hemos cumplido con la tradición. Hemos disfrutado de un día de buen MTB en compañía inmejorable. Incluso hemos compartido comida de hermandad en torno a un volquete de ‘alubiones’… Sólo nos falta un deseo por cumplir: que no nos impidan repetirlo otro año más.







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