Seguro que a muchos de vosotros se os ha pasado, en determinados momentos, por la cabeza esa típica frase: "en qué hora se me habrá ocurrido?", o su gemela: "pero qué coño hago aquí?"... Y sin embargo, una vez que se pasa ese pequeño bache todo aparece mucho más claro. Las cosas empiezan a tener sentido, y finalmente llegas a la conclusión de que ha merecido enormemente la pena.
Todo este rollo viene a cuenta de la salida del pasado viernes.
Cuando salí con la bici de casa ni siquiera sabía dónde iba a parar. Iba tan despistado que cuando me dí cuenta estaba bajando las escaleritas del Pontón. Enfrente tenía La Atalaya, así que fue fácil decidir el camino. Lo cierto es que las cosas no pintaban bien nada más llegar a La Cañada. Y no digo al girar por la finca que marca el inicio del camino! Un mar de barro aparecía ante mis ojos, mientras una patrulla de buitres vigilaba mi avance como piratas esperando el naufragio....
Afortunadamente sigo a flote, y poco a poco gano altura y moral a medida que resto distancia a los casi 9 kms que tiene la subida a las antenas. Más arriba el terreno está blandengue. Lo cual sólo es un acicate más añadido a las rampas que van dejando cada vez más abajo el cauce del Cambrones
A medida que asciendo, el cielo despeja y yo también lo veo todo más claro.
Ultimas rampas. Las más duras. Y por fin, arriba. A mis pies aparece un paisaje soberbio que me recuerda de donde vengo. Aquí arriba todo es calma. A mi lado, unas pocas nubes amenazan una venganza que se verá cumplida esa misma tarde.
Hace tiempo que no subo. A ver si deja de llover en algún momento y podemos subir a disfrutar de esas vistas, como has hecho tu.
ResponderEliminarMolan las vistas.
ResponderEliminarY los buitres...