LA TENTACIÓN

Por alguna extraña razón, tendemos a buscar nuestros límites en todo aquello que hacemos. Y claro, es ésta una condición inherente al ser humano de la que el biker no podía estar exento… Es más, cómo escapar a la tentación cuando sabemos exactamente dónde vive?? Diría yo…

 

En todo caso, el problema es que hay tentaciones a patadas cuando se trata de unir la bici y nuestra bendita ‘sierra segoviana’ (toma del frasco para todos los que no se cansan de hablar en la tele de la sierra de Madrid..!).

Por si fuera poco, sabemos bien que ‘la tentación siempre vive arriba’. Hay que joderse…  Exactamente a unos 1900 mts... Eso sí que es el último piso… ja,ja…

En concreto, hace algún tiempo que fui tentado por el refugio de Cueva Valiente. Lugar al que había echado el ojo hace unos meses cuando subí allá arriba dando un paseíto…

La idea era juntar en una ruta alguno de los sitios más emblemáticos de la zona para aprovechar bien el viaje. Dicho y hecho:

El magnífico mirador de la Peña del Águila es la primera parada obligada después un primer tramo en el que se hace algo más que romper a sudar… En realidad es un verdadero anticipo que lo que encontraremos a lo largo de todo el camino. Mucho sendero, piedras y raíces a tutiplén… Vamos, recorrido ratonero para gozar hasta decir basta.

La subida paralela al GR desemboca en el Collado del Hornillo, donde cogemos la pista que lleva a Peguerinos. El camping del Valle de En medio anuncia que se acaba la comodidad del asfalto. A partir de ahora nos internamos siguiendo el curso del, ahora prácticamente seco, arroyo del Toril hasta dar con la pista que nos deja a los pies de Cueva Valiente. Estamos en el Collado de la Gargantilla. Un transeúnte me confirma el camino de subida al refugio, al tiempo que me aconseja reponer fuerzas antes de intentarlo. Menos mal que le hice caso…

Veinte minutos para recorrer 2 kms. Cualquiera diría que se sube más rápido andando… Pero no. Incluso a esa velocidad pude adelantar a un par de animosos senderistas que no paraban de hacer chistes sobre no sé qué de un motor escondido… Mucho mejor fue lo que encontré en la cumbre, donde  pude compartir afición con Alejandro (un chaval de Úbeda, fanático de las bicis, que de buena gana se hubiera convertido en compañero de ruta).

Tras desandar el camino vuelta a la pista que rodea la Sierra de Malagón y que nos conduce a las inmediaciones del arroyo del Boquerón. Esta es la puerta de entrada al Camino del Ingeniero. Puede que la senda  fuera obra de un ingeniero (aunque no está documentado, se dice que el camino tuvo su origen en los trabajos previos que hicieron ingenieros y operarios para la construcción del túnel ferroviario del Guadarrama allá a finales del s. XIX), lo que es seguro es que el responsable del acceso suspendió la asignatura… Una bajadita cabroncilla llena de arena y palos entre pinos con un desnivel de aúpa no pudo sacar un 5 en el examen… ja,ja…

El ingeniero es otra cosa. Es de esas sendas que todo amante del buen MTB debería conocer. 11 kms de sendero capaz de combinar a partes iguales emoción y disfrute con ese puntito técnico (sin pasarse) que le convierten en uno de los más buscados de nuestra geografía. Como diría uno que yo me sé: “mountain bike en estado puro…”. Y aunque, a priori, podría parecer muy largo lo cierto es que, cuando se disfruta cada metro, se pasa sin darte cuenta. Cada rincón ofrece un aliciente, cada paso es un desafío y un placer al mismo tiempo… Una tentación por la que da gusto dejarse llevar.