O al Cerro del Puerco, para
ser exactos. Que allí es donde dirigimos nuestros pasos figurillas a cuestas, y
cargadas las alforjas de turrón hasta los topes.
Tengo
que reconocer que no somos de los que se ciñen a las tradiciones a rajatabla.
Muy al contrario, a menudo andamos sacando los pies del tiesto… ja,ja… Sin embargo, el hábito de subir el Belén a
nuestras cumbres es algo que compartimos con muchos grupos desde hace ya
bastantes años.
Pues
bien, para dar cumplimiento a semejante costumbre nos juntamos el pasado lunes;
habida cuenta de la oportunidad que nos brindaba el anticiclón. Reunido el pelotón
a una hora en la que tímidos rayos de sol empezaban a ganarle el pulso a los
hielos nocturnos, pusimos rumbo a Valsaín. Este año (obviando el inevitable
paso por el carril bici), el itinerario nos reservaba alguna sorpresa más.
Casi
todos partíamos con la bici reluciente (alguna incluso lucía adornos ad-hoc, y
otras mostraban orgullosas las cicatrices de recientes batallas vividas ‘Bajo Cero’ en las que un buen amigo
consiguiera el merecido reconocimiento
de manos un profesional de la talla de Peio Ruiz Cabestany). Ahí es ná..!! Pronto, sin embargo, el paso por el ‘Camino
de las Termopilas’ iba a vestir nuestras monturas con marcados tonos otoñales…
ja,ja…
La
subida de verdad arrancaba en la portera de la Pinochera. Será casualidad, pero
nada más pasarla empezamos a perder efectivos entre averías y demás… En ese
momento, una parada técnica de espera nos otorga los minutos necesarios para
despojarnos de las dos primeras capas que ya van sobrando. Alguno que otro,
digo yo, no va a dejar ropa para cuando llegue el invierno…
Arriba
nos esperan los compañeros que han hecho el camino a patita. Pero antes de
reunirnos con ellos habríamos de superar la prueba impuesta por ciertas dosis
de barro congelado, fino como el cristal; de ése que parece que la tierra te va
a engullir cuando pasas por encima. Y que hizo que, en la última rampa del
Cerro, más de un pulsómetro presentara su dimisión irrevocable.
Tras
la plantà del Belén, ni siquiera los buitres quisieron ser testigos del
concierto en do mayor ofrecido por la escolanía de ‘EL 3er PEDAL’. A pesar de
habernos postulado como favoritos a la muestra de villancicos de Fuentepelayo
(según el criterio de nuestra crítica musical lo íbamos a petar…), batimos
todos los records de gallos y desafines… Ja,ja,ja… En nuestra defensa alegaré
que para la ocasión habíamos fichado a un ‘castrato’ del Coro de los Agustinos
que nos falló a última hora. Aunque algo me dice que ni con ésas…
El
descenso fue… como lo diría? Trepidante!
Aunque
uno, que ya acumula horas de vuelo en estas lides, está acostumbrado a llevar
un ojo en el gepeése y otro en el camino, confieso que en esta ocasión le di
gracias al Señor por sabérmelo de memoria… La sombra del biker es alargada, y
según qué miura lleves detrás puede tapar el sol que no veas…!!!!
Y si
no que le pregunten a Luisito que en un tris se pasó la señal de giro a la
izquierda y se encontró frente al muro del Palacio como un crio en un centro
comercial… Pero tranquilos, enseguida se desplegó el dispositivo de emergencias
y le devolvimos al seno del equipo para acabar felizmente juntos la etapa. Esto
del mountainbike es lo que tiene… todos
a una como en el pueblo aquel… A alguno incluso le sirvió para regalarse un bis
por el sendero de la fuente de la plata. Esta vez “a fuego…”. Eso que yo me
había abrasado entero ya en la primera bajada… ja,ja…
Final
feliz digno de las mejores peluquerías chinas… jjjjjjj Incluida la comida de hermanamiento, en la
que, por cierto, también hubo un bis, pero en calderos de judiones… Buena
ocasión para agradecer a aquellos que, a lo largo de este año, habéis
contribuido a que lo pasemos tan bien. Estoy seguro de que el próximo año será
aún mejor…
FELIZ NAVIDAD A TODOS!!!