Foto grupo

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jueves, 6 de junio de 2013

VIII CLASICA DE PRIMAVERA


     Si Felipe II levantara la cabeza (y  le diera al mountain bike) seguro que volvería a decir aquello de "no mandé a mis riders a luchar contra los elementos...". Y es que, después de tanta espera, el pasado 27 de mayo celebramos por fin la tradicional marcha por tierras de Ayllón. Cual Armada Invencible nos aventuramos por los rojos caminos que guardaban para todos nosotros una de sus más inefables armas: el barro.

     Indescriptible resulta el escenario vivido mientras nos dirigíamos a las cercanías de Santibañez. El agua caída días antes convirtió nuestras monturas en figuras sacadas del taller de un alfarero; incapaces de evacuar semejante cantidad de arcilla que se amontonaba por doquier bloqueando desviadores, e incluso poniendo en serios apuros a más de uno. Nada, no obstante, que no estuviera ya archivado en anteriores  experiencias vividas. El MTB es así. Todos lo sabemos, o al menos deberíamos saberlo...
     Sin embargo, no iba a ser éste el mayor de nuestros problemas aquel día. Salvado el primer escollo y solucionados los problemas técnicos, reemprendemos la marcha mientras en el horizonte negros nubarrones nos contemplan amenazantes... Hacia el kilómetro 15 la lluvia hace acto de presencia. Nos enfundamos el chubasquero entre el jolgorio que ocasiona el modelito que luce Manuel (alguien incluso le preguntó por cierto sponsor  que no puedo repetir por no mencionar marcas...). Poco después sería él el último en reir...
      De repente, el cielo se abrió encima de nosotros. La lluvia empezó a doler, a chocar contra el casco, a rebotar desde el suelo. Inesperadamente, la temperatura se había desplomado y nos veíamos inmersos en la mayor granizada que recuerdan los más viejos del lugar... La tormenta rugía a nuestro alrededor. No se ve nada. El estruendo de los truenos retumba a uno y otro lado. En un momento, una pausa. Un latigazo de luz resquebraja el cielo y su estridente chasquido se estrella a pocos metros. El cuarteto que viene detrás ha sido testigo excepcional del rayo. Lo han sentido en sus propias carnes... Son momentos de tensión. 
     Por fin, alcanzamos la carretera que viene de Grado del Pico. Tras agruparnos para confirmar que no queda nadie perdido, iniciamos un vertiginoso descenso que nos devuelve al punto de partida. A medida que ganamos kilómetros en la bajada y nos alejamos de la tormenta, la sangre empieza a fluir de nuevo por unas manos ateridas de frío, incapaces de accionar frenos o cambios. A un tiempo las risas tornan al pelotón que ya se ve libre tras haber superado una prueba más.

    El regreso se hizo sin más novedad que un pinchazo de última hora que, como comprenderéis, no iba a ser obstáculo para alcanzar una meta en la que nos esperaba un cordero, esta vez muy merecido.


     Una vez más, muchísimas gracias a todos los que con vuestro esfuerzo y colaboración  hacéis posible aventuras de semejante calado. Me descubro ante vosotros...




                                                                                 

4 comentarios:

  1. No se me ocurre ningún comentario a la altura de la crónica. Sin comentarios. Sigue así Triky.

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  2. Sí señor, Hulk. De todas formas he llegado a una conclusión:
    Nos hemos equivocado de oficio....el nuestro debería ser CAZATORMENTAS que ultimamente .....se nos da de lujo. (somos expertos!!!) por cierto Hulk, recuérdame, que en el baúl... ese que llevo en la espalda, eche un poco de gel y champú, que con esta crisis....y esta lluvia.....jandemooor

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  3. A pesar del mal tiempo, gracias a todos los que habéis participado en la organización.

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